lunes, 31 de mayo de 2010

Paternidad Responsable

Levantó la vista desde detrás del diario, que no estaba leyendo, y miró al otro lado de la calle.

Su mujer aun no aparecía en la boca del callejón para dar la señal convenida, así que simuló volver la vista al diario y tomó otro poco de café, que estaba frío hace rato: el mozo había intentado traerle una taza nueva, pero bastó una mirada para que lo dejara en paz.

En verdad, el café (incluso frío) no era malo, las sillas eran razonablemente cómodas y el local tenía parroquianos que entraban y salían constantemente, así que era un buen lugar para vigilar y esperar... pero la espera, como siempre, se le antojaba demasiado larga.

Entendía las razones, por supuesto: entrar así como así a un supuesto garito ilegal, detrás de la "fachada" de la tienda electrónica del frente, era correr riesgos innecesariamente. Lo primero era reconocer el terreno: las salidas, las entradas, azoteas de edificios vecinos, vías de escape... y los infaltables callejones sin salida, uno de los gajes más desagradables y peligroso de este "oficio".



Se conocieron así, hace años. Sin quererlo ni planearlo, entraron al mismo local "ilegal" y se vieron acorralados juntos en un rincón del que no había escape posible, salvo peleando juntos. Y se abrieron paso hasta la luz del sol, en una danza de violencia finamente coreografiada, como si hubieran trabajado juntos toda la vida.

Después, pasaron la noche juntos y, pese a los riesgos, decidieron seguir viéndose, fuera y dentro del trabajo.

Sus colegas estaban divididos entre los que los envidiaban y los que se opusieron a su asociación: que este tipo de trabajo encubierto no es para parejas, que se arriesga la integridad de la misión, que pueden chantajearte muy fácilmente si capturan al otro... nada de eso les importó: vivieron un día a la vez, disfrutando los éxitos y también los tropiezos, sí, de los que siempre salían adelante, contra todo pronóstico y circunstancia.

Juntos.

Fueron los mejores meses de sus vidas, al punto que decidieron casarse.



Los colegas, como grupo, se opusieron a ello terminantemente, pero no podían literalmente impedirlo: obligar a alguien en este "negocio" a hacer algo contra su voluntad era complicado en el mejor de los casos, cuando no derechamente peligroso.

Para evitar problemas con la comunidad, al principio fueron yendo de ciudad en ciudad, ayudando a los agentes encubiertos locales y dando una mano donde hiciera falta, sin quedarse en sitio alguno por demasiado tiempo.

Pero llegaron a esta ciudad, y descubrieron con sorpresa que no había agentes en terreno: sólo estaban ellos en activo y nadie más. La organización confirmó una baja hacía muy poco, y por la escasa "actividad" de la ciudad no se juzgó necesario un reemplazo urgente. Con tan buen pronóstico, decidieron quedarse más tiempo que el habitual y, como la actividad se mantenía baja, la estadía se alargó y se alargó...

No les costó encontrar una casa a su gusto y la organización no puso problemas cuando decidieron establecerse en forma permanente. Como la actividad se mantenía constante, pero siempre baja, tras algo de indecisión se arriesgaron y tuvieron un hijo. Se sabía de parejas en similares circunstancias que también habían criado sin problemas, por lo que, por un tiempo no se preocuparon... demasiado.



El niño supo desde muy temprano los riesgos que acarreaba "el trabajo de papá y mamá" y fue criado y educado según eso.

Para su dicha y orgullo, el niño creció y se desarrolló como un niño más: un niño dulce, travieso, cariñoso... pero trabajador, responsable y un poco serio para su edad (no importando qué edad tuviera).

Sin embargo, era popular con sus compañeros, por su generosidad, su alegría, su sensibilidad... y porque ningún matón le intentaba nunca más de un asalto en el patio. Como en la escuela nadie estaba a favor de estos abusos, nunca fue necesario dar demasiadas explicaciones: el chico, sencillamente, sabía cuidar de si mismo. Era, después de todo, un excelente alumno de todo cuanto sus padres habían querido enseñarle... que nunca fue todo lo que el chico quería saber.



Miró al otro lado de la calle: todavía nada.

Suspiró. Hasta qué punto el chico era capaz de cuidar de sí mismo era un tema de fuerte discusión con su mujer, especialmente desde que el niño había mostrado un interés serio en conocer más detalles del "negocio" familiar.

La triste verdad es que ellos mismos se habían "iniciado" en estos menesteres siendo ambos apenas mayores que su hijo... con la diferencia, eso sí, del que el chico no tenía la más mínima oportunidad de hacer nada a escondidas de sus padres, como ellos si pudieron (y tuvieron) que hacer.

Hastiado, dejó caer el diario en la mesita del café. Estaba por hacerle un gesto al mozo cuando su mujer se asomó discretamente del otro lado de la calle, apoyando el hombro izquierdo en el muro.

Sin cambiar apenas de expresión, dejó caer unas monedas sobre la mesa, cruzó la calle y tomó del brazo a su mujer. Le abrió la puerta de la tienda electrónica y la acompañó al interior.

Les bastó una mirada al rostro pálido y ojeroso del dependiente para confirmar sus sospechas. El local era claramente una "fachada" y, por algunas horas, tendría una actividad que no sería comercial en lo absoluto.



En menos de una hora llegaron al fondo del asunto y era mucho más oscuro, fétido y terrible de lo que sospechaban.

Como no les había ocurrido desde hacía más de quince años, otra vez estaban contra la pared, rodeados y acorralados en un rincón.

Con una mirada de complicidad, sacaron las armas y, riendo, se lanzaron juntos a la lucha, ambos distraídos por el recuerdo de ese hijo suyo que a esas horas estaría echando una siesta...

--- o ---

Este relato fue creado para la publicación de mi relato interactivo "Pan de Ajo", por lo que continúa aquí.

Nubes de Tormenta

El viento ulula afuera, golpeando las paredes de la cabaña... y la anciana abre un ojo.

Como siempre, no ve mucho más allá de sus propios pies. El tiempo se ha cobrado su precio y su vista es el más castigado de todos sus sentidos... pero no necesita la vista para saber que el viento no trae buenas noticias.

Hace días que la calma de la caleta ya desierta ha sido reemplazada por una sensación creciente de anticipación y este viento no es más que un signo de lo que la anciana ya sospechaba.


Se viene una tormenta, pero no una tormenta cualquiera.


Con un suspiro, la anciana cierra los ojos y, como le enseñara su abuelo hace ya demasiado tiempo, comienza a descender dentro de sí misma...

...cada vez más profundo...

...hasta trascender su frágil cuerpo y entrar en el reino de lo que el ojo humano no ve.

Se "dirige" entonces al mar, y una vez más, como hace ya meses, lo encuentra vacío en las aguas al alcance de la caleta. No hay ningún eco de los seres que habitualmente nadan y flotan en él. Es un mar yermo... demasiado yermo. Inútilmente "baja" más profundo bajo las aguas, tratando de encontrar qué ha causado este erial tan persistente, pero no "encuentra" nada nuevo.

Algo cansada, decide "volver" a la costa... y entonces lo "siente".

Es algo que la elude, pero está ahí, como el olor que sale del hoyo de un curanto de hace días. Reprimiendo su ansiedad, "extiende" su percepción, "aguzando" su "tacto" para encontrar el origen del "ruido" que perturba el equilibrio del mar, el aire y la tierra. La sensación es conocida: náuseas, un dolor como una patada en el estómago y una "presión" al intentar "enfocar" más el lugar... hasta que se vuelve imposible, hasta letal, "ir" más lejos. Pero ya sabe, al menos, que el origen no es un qué.

Es un quién.

Y él, también, sabe que ella está al tanto de su presencia y sus... actividades.

Mientras "regresa" a la cabaña, la anciana se pregunta quién habrá hecho el "trato" con el brujo que ha estado "echando males" en la caleta y el mar, al punto de ofender a La Pincoya. Eso ya no importa: el que "usó" al brujo pagó ya un precio.

Y seguirá pagando por mucho tiempo; ya lo ha visto antes, y sabe de sobra que estas cosas tienen un costo altísimo. Ese culpable se ha castigado a sí mismo de sobra.


De vuelta en la cabaña, la anciana "descansa" en su cuerpo, recuperando "energías"... y reflexionando cómo ha de recuperar el favor de La Pincoya.

Podría "llamar" a otro Machi, pero no hay muchos en la isla y, por lo que "vio" mientras estuvo "afuera" es muy probable que ellos y ellas tengan sus propios afanes. La esperanza de redención de la caleta queda en sus manos...

...que son manos ancianas y muy cansadas, la anciana lo sabe. Para preparar La Ofrenda que propiciará de vuelta el favor de La Pincoya hay que salir de la cabaña y trajinar no poco en la costa, tareas todas que están más allá de sus fuerzas terrenas...

...así que no queda otra que su nieto, Lucho.

Lucho, que siempre a "sentido" a su abuela, sin mayor preparación. Lucho, que perdió a sus padres y que, a pesar de esa pena, cuida de ella como una hija pero con el respeto debido a sus años. Lucho, siempre "sabiendo" lo que ella necesita, sin que ella lo "llame".

Lucho, tan parecido al abuelo de la anciana, que siempre "escuchaba la llamada del mar" más claramente que ningún Machi de Chiloé.

Lucho, tan joven para esta empresa tan urgente.


La anciana suspira. Ella sabe que los sueños de Lucho estos últimos días están desbordados de presagios; la fuerza de esos sueños es tal que es casi preferible que no haya más gente cerca de la caleta...

...pero son sueños auspiciosos, porque revelan que Lucho puede estar listo para iniciar las sendas "profundas" de sus ancestros, que ella le enseñará, orgullosa de poder continuar con el legado ancestral.


Si el tiempo les alcanza, claro. Y es que afuera, una vez más, el viento ulula en la costa...

--- o ---

Este relato fue creado para la publicación de mi relato interactivo "Ofrenda a la Pincoya", por lo que continúa aquí.

La Pajita Más Corta

Oficina del Guardia en Jefe, Nivel Superior de la Pirámide, 3 A.M.

Se restregó los ojos por quinta vez en la última hora.

El sueño estaba empezando a hacer mella en su concentración, pero no podía permitirse el sueño aun: había que terminar con las asignaciones del día de mañana, y era su responsabilidad, como jefe de la Guardia, el tenerlas listas para distribuirlas a primera hora... dentro de poco más de tres horas.

Su responsabilidad.

Después de todas las idioteces que había hecho para ser relegado a este nivel de la Pirámide...

Considerando lo que había hecho desde entonces, su "comportamiento ejemplar"...

Sabiendo todo lo que le faltaba por hacer para que tal vez lo dejaran bajar de vuelta allá abajo, donde seguiría teniendo pesadas cargas durante el resto de su vida, siempre bajo sospecha...

Mientras más lo pensaba, más se convencía de que todo empezaba y terminaba justamente en eso: las responsabilidades que todo el mundo tenía en la Pirámide, las que alguna vez descuidó y que ahora se esforzaba por recuperar.

Bueno, eso y la libertad, con sus limitaciones, pero libertad al fin y al cabo, de la vida allá abajo: poder trabajar, comer y dormir en horarios normales... y no tener que estar hasta vaya uno a saber qué hora con estas tristes y aburridas planillas de todos los días:

"Asignación de Turnos de Trabajo"

"Revisiones de Desempeño"


"Solicitudes de Aprovisionamiento"


y diez más como ésa. Selló con un timbre la penúltima planilla y tomó la última... la más desagradable de todas, aunque entendía perfectamente su necesidad.

"Asignación de Expedición de Forrajeo"

Nunca tuvo que participar en alguna ("buen comportamiento" y todo eso), pero sabía que los demás prisioneros las veían como una forma de castigo severo; no pocos, al despertar en las celdas de salida, habían preferido suicidarse antes que salir Afuera.

Considerando las historias que contaban los que volvían, Afuera no era agradable. De hecho, salvo los casos irremediables, después de su primera Salida, los prisioneros se volvían casi irreconociblemente dóciles y colaboradores.

Salvo los casos irremediables. A esos, se los hacía Salir hasta que sencillamente no volvían más... lo que siempre pasaba, más temprano que tarde.

Justamente, el último "irremediable" había tenido el mal gusto de no regresar ayer, así que había que escoger a otro desgraciado para que tomara su lugar... y en esta ocasión, ya tenía visto el candidato hace semanas: violento, irrespetuoso, insensible, un patán y cabrón hijo de...

Tuvo que serenarse. Él mismo alguna vez fue un prisionero y solo su "buen comportamiento" le permitió llegar a donde estaba ahora... donde podía aspirar a tener alguna esperanza de volver abajo.

Para este otro, en cambio, ahora solo había una salida: Afuera.

Selló la planilla, la puso con las demás en el ducto de mensajes y apagó, por fin, la luz. Su cama, dura como una piedra, le resultó comodísima y la oscuridad absoluta, un arrullo...

--- o ---

Este relato fue creado para la publicación de mi relato interactivo "Afuera", por lo que continúa aquí.

Procedimientos de Desembarco

Cinturón de Asteroides entre Marte y Júpiter, Satélite de Extracción Mineral SM-26, 2095-05-01, 10:45

El radar de la consola de Control de Navegación emitió un pitido y el supervisor del muelle se acercó a observar los datos que desplegaba la consola.

Según los sistemas navegación, el objeto en aproximación de desembarque era un modelo OTV estándard de la compañía, designación OTV-44.

Verificó el dato de identificación contra los registros de arribos y, efectivamente, se esperaba ya hacía cuatro horas la llegada de esta nave con personal de reemplazo para la base.

Suspiró. Los retrasos aún eran bastante comunes, por lo que habría que ajustar los horarios de los turnos de trabajo. En Asignación de Personal tendrían que hacer malabares... y a los Espaciales que les tocaran horas extras no les molestaría ganarse un poco de sueldo adicional.

Mientras alertaba a los encargados del muelle para recibir al OTV, revisó los datos de registro de misión recién enviados por el OTV... y tuvo que leerlo dos veces para asimilarlo.

Para ser un modelo OTV estándard, su viaje desde Deimos no fue demasiado estándard: siendo caritativos, había sido casi un desastre.

Miró los detalles del registro. Si la nave no hubiera llegado a destino, los ejecutivos en Deimos probablemente se lo habrían achacado a un SNAFU de los pasajeros, cuando la verdad era precisamente lo contrario: la nave había llegado a destino entera sólo gracias al ingenio de uno de los pasajeros, que salió adelante de una emergencia creada por una pésima programación de la misión... programación que fue hecha, por supuesto, por los ejecutivos de navegación en Deimos.

Era cosa de ver el fuselaje del bote, ya estacionado en el muelle, y la historia que tenía para contar para cualquier Espacial que quisiera verla. En la cubierta de la nave se veían escoriaciones aquí y allá, amén de una reparación (a todas luces improvisada) en la parte del fuselaje que daba a la cabina.

¿Y todo ese viaje, para qué? Mirando los datos de aprovisionamiento asociados al OTV la cosa quedaba bien clara.

SysAprov #148935, CoExec #46739
Debido a inconvenientes durante una prospección mineral fuera de procedimientos estándard, se solicita enviar a la brevedad posible personal de reemplazo -voluntario- para los siguientes puestos:

Ingeniero de Mantenimiento [Pref, Sexo M]

Operador Máquina Pesada [Pref, Sexo F]

Técnico en Exobiología [Pref, Sexo F]


O sea, un SNAFU ejecutivo acá en la base no podía sino generar otro SNAFU en Deimos... y en ambos casos, como no, los errores los pagaban los Espaciales.

Los negocios de la compañía, llevados con su habitual consideración por la seguridad y el bienestar de sus trabajadores.

Un tanto resignado, procedió a activar el ciclo de descongelamiento de las vainas criogénicas del OTV... pero decidió hacer algunos cambios, desperdigando al personal del muelle y retrasando la activación de una de las vainas de sueño con desfase de una hora respecto de las demás; era preferible que su ocupante, que se encargó de las reparaciones en viaje, no tuviera demasiado contacto humano al despertarse, no fuera que estuviera... molesto.

Revisó el reloj de la consola. Para cuando el tipo saliera, estarían en receso de mantención y Control de Navegación estaría fuera de línea; apagado e invisible desde el muelle.

Mejor así.

Un tipo capaz de salir adelante usando los medios que tenía en el OTV podía resultar peligroso si decidía desahogarse con las instalaciones de la compañía... especialmente hoy, una fecha en que, alguna vez, se celebró el Día del Trabajador.



Qué día...

--- o ---

Este relato fue creado para la publicación de mi relato interactivo "Macetas " (secuela de "Goteras"), por lo que continúa aquí.

Logística Corporativa

Estación Satelital Deimos ES-02, Orbita Marciana, 2095-04-18, 00:45

El supervisor del muelle se dispuso a apagar su terminal y cerrar su estación de trabajo cuando de pronto la terminal emitió un sonido de campanillas en crecendo.

Correo. Correo prioritario de la compañía.

Suspirando, deslizó el teclado de debajo de la mesa y pulsó el botón de "mail". La aplicación apareció y desplegó el mensaje entrante:

De: Centro de Operaciones, Satelite de Extracción Mineral SM-26
Enviado: 2095-04-18, 00:30

Asunto: Reemplazos por Accidente [CONFIDENCIAL]

Enviar a la brevedad posible personal de reemplazo -voluntario- para los siguientes puestos:

Ingeniero de Mantenimiento [Pref, Sexo M]

Operador Máquina Pesada [Pref, Sexo F]

Técnico en Exobiología [Pref, Sexo F]

Ver ref SysAprov #148935, CoExec #46739


Vaya. Un accidente laboral... y por las bajas, tiene toda la cara de haber sido un error ejecutivo: una prospección fuera de libro y que terminó con "algunos inconvenientes".

Accediendo a SysAprov...

Efectivamente, la referencia #148935 del Sistema de Aprovisionamiento indica que se solicitan los reemplazos debido a "inconvenientes durante una prospección mineral fuera de procedimientos estándard" La baja de un operador de maquinaria pesada no era rara en sí misma (es una extracción minera, después de todo) pero ¿Qué pintaban un exobiólogo y un ingeniero de mantenimiento en todo eso?

#46739

El ejecutivo responsable de la solicitud había firmado con su código de identificación, sin ninguna vergüenza o culpa, probablemente: esas desgracias (les) pasan (a otros) cuando la compañía intenta expandir su horizontes...

El operador detuvo las manos sobre el teclado. Esto no era asunto suyo, después de todo, e intentar indagar más podía tener repercusiones... "inconvenientes", en la jerga de la compañía.

Su responsabilidad era completar la orden de aprovisionamiento (y luego irse a dormir un poco). El problema no se resolvería reflexionando sobre si era o no eticamente adecuado el comportamiento de los ejecutivos de la compañía-

-porque ya lo sabía de sobra: los ejecutivos de la compañía sólo tenían ética si y cuando les convenía.

Comenzó a revisar las listas de recursos disponibles: humanos y de los otros.

Encontró 15 personas que cumplían con los habilidades requeridas, 10 de ellos dispuestos a abandonar Deimos para asignaciones en estaciones no-planetarias... y 6 de ellos trabajando en este momento.

Seleccionó a los candidatos y espero a que respondieran al mensaje de solicitud enviado automáticamente por SysAprov.

Mientras llegan las respuestas, buscó entre los transportes disponibles y reservó un OTV (el #44). Era un módulo básico de transporte, pero para efectos de enviar sólo 3 pasajeros no se necesitaba más. Solicitó que se prepara para lanzamiento antes del cierre del muelle. Por la ventana pudo ver que varios mecánicos se movían hacia el aparcadero de OTVs, así que eso ya estaba en marcha.

Pasaron menos de 30 segundos y le llegaron 5 respuestas, de las que seleccionó (por orden de llegada en cada perfil, según requerimientos sindicales) a los tres candidatos.

Completó el formulario de aprovisionamiento de la orden #148935 (lanzamiento en 30 minutos... y contando...) y agregó su propio identificador al del ejecutivo #46739.

Estaba por cerrar la orden, pero se detuvo mirando el campo del formulario que podía meterlo en líos:

COMENTARIOS: ______________________


Acercó las manos al teclado, titubeó... y decidió que ya tenía bastantes problemas como para además creárselos con la plana ejecutiva en Júpiter. Después de todo, no era problema suyo.

Ahora, sería problema de los Espaciales que abordaran el OTV-44...


...si llegaban a destino, claro. En ruta, en el espacio, a veces hay accidentes...

--- o ---

Este relato fue creado para la publicación de mi relato interactivo "Goteras", por lo que continúa aquí.

Un día en La Llanura

Es un día tranquilo en La Llanura.

Salvo algunas nubes, seguidas de un cortejo de Flotadores, el cielo está casi enteramente despejado y de un hermoso color violeta.

Hasta donde alcanza la vista, puedes ver el pasto Grafeck, meciéndose suavemente con la brisa. La luz crea reflejos en oleadas sinuosas...

azul...

celeste...

calipso...

Respiras hondo, llenándote de ese delicioso aroma agrio y ácido. Tomas un poco de pasto y lo masticas despacio. Satisfecho, comienzas a avanzar, buscando grupos de tallos más altos, los que vas cogiendo y colgando en tu brazo libre.

No has avanzado mucho cuando, a lo lejos, escuchas un silbido agudo, que te hiela la sangre.

Cazadores... en algún lugar delante tuyo.

Sabes que sería inútil salir corriendo, por lo que te inmovilizas y esperas, agazapado, a que se acerquen más. Apenas tienes que esperar: muy pronto, sientes el aroma dulzón y cálido de los Cazadores, y el ruido del pasto bajo sus pisadas... un ruido cada vez más cercano y más fuerte... pero se trata de un Cazador solitario - e incauto.

Pues, detrás tuyo, sientes el olor inconfundible de El Protector... y tu miedo desaparece.

El Protector pronto pasa cerca tuyo sigilosamente, sin apenas dirigirte una mirada. Lo ves alejarse velozmente, siguiendo sus sentidos, en la dirección del Cazador, cuyo olor es aun más intenso.

Te levantas un poco para ver el desenlace, pero es lo de siempre: un movimiento brusco del pasto, el crujido de unos huesos... y luego el sonido de un cuerpo siendo arrastrado entre los tallos.

Una vez más El Protector ha acudido cuando se le necesita. Recitas ritualmente las palabras de agradecimiento aprendidas a los Ancianos:

"El Protector ahuyenta a los Cazadores.
El Protector siempre está cerca.

El Protector vigila de noche.

El Protector vigila de día.

El Protector nos cuida.


El Protector es el mejor amigo de la aldea.

La vida era difícil antes de El Protector."


Suspiras. La Llanura siempre es un lugar seguro y muy rara vez los Cazadores se aventuran en ella... ya que nada escapa a El Protector.

Nada.

Más tranquilo, prosigues tu labor. El olor del Cazador muerto servirá por hoy para ahuyentar a los Cazadores que rondan la Llanura.

Mientras te alejas con tu carga hacia la Aldea, vas con el corazón ligero. Has cumplido tu tarea; ya le tocará a otros la labor de recolección y, ellos, como tú, contarán con la ayuda de El Protector.

Recitas una vez más la sabiduría de los Ancianos:

"El Protector nunca exige nada...
pero, a veces, debe descansar.


El Protector duerme por poco tiempo...

pero debe ser despertado."


Te ríes confiado, pues piensas que "eso no va a pasar mañana".


No lejos de ahí, El Protector, finalmente vencido por el cansancio, se duerme.

--- o ---

Este relato fue creado para la publicación de mi relato interactivo "El Protector", por lo que continúa aquí.

Mercado Inmobiliario

Suena el teléfono en "Corredores de Propiedades Asociados".

La voz de la operadora indica que se trata de una llamada de larga distancia. El dependiente decide tomarla: aunque no es fácil el corretaje de propiedades para extranjeros, los negocios están difíciles y no es cosa de dejar pasar oportunidades.

La comunicación se establece...

- Corredores de Propiedades Asociados, buenas tardes ¿En qué puedo ayudarle?

- Buenas tardes, estoy buscando una propiedad para compra.

La voz es grave, profunda y delata a un comprador serio. 'Buena señal' se dice para sí el dependiente.

- Cómo no, señor, ¿Qué tipo de propiedad está buscando?

- Necesito una casona grande, de al menos dos pisos, con patio de servicio, jardines amplios e idealmente con dependencias subterráneas.

- Tomo nota, señor, ¿Algo más?...

- Sí... la instalación eléctrica: necesito que sea moderna y ampliable a potencias de laboratorio, de preferencia.

- Perfecto señor, si me espera un momento, podría darle algunas alternativas iniciales.

- Le espero en línea.

El dependiente ha estado digitando mientras hablaba y ya tiene un listado en pantalla. Escogiendo uno, comienza a relatar sus características.

- Señor, tengo una casona, una mansión de hecho, ubicada en las afueras, en un barrio residencial, muy tranquilo. ¿Le doy más detalles?

- Por favor.

- Bueno, se trata de una mansión estilo inglés, de dos pisos, con patio de servicio y amplios jardines que incluyen un hermoso invernadero. Tiene amplias dependencias subterráneas, ya que pertenecía a un doctor que atendía consultas y daba clases en su hogar. Las terminaciones son finísimas: pisos de mármol en área de acceso y roble finísimo en paredes y suelos en el resto de...

- ¡Perfecto! Estoy muy interesado ¿Es posible ver planos en línea?

- Sí señor, véalos en http://...

- Espere, por favor.

- Como no, señor. (...)

- Es exactamente lo que necesito ¿Cuál es el valor de la propiedad?

- Vale ... más nuestros gastos de corretaje e inscripción legal de la propiedad. ¿El señor desea que le indique algunas opciones de financiamiento?...

- No es necesario. Pagaré al contado, con cheque del Banco ...

El dependiente está sorprendido. Parece demasiado dinero para un pago contado... pero hay gente en verdad adinerada, sobre todo la que se interesa en estas propiedades.

- Como no, señor. ¿Cuándo quiere comenzar a ocupar la propiedad?

- La próxima semana, a ser posible.

- Es del todo posible señor. ¿Sería tan amable de darme sus datos, para iniciar los trámites mientras tanto?

- Por supuesto.

- Nombre y Profesión, por favor.

- ... , Médico Cirujano.

Algo sobre el nombre le parece familiar al dependiente... pero no logra recordar qué.

- Nacionalidad y Número de Pasaporte, si es tan amable.

- ...

El recuerdo exacto no despierta aun en la mente del dependiente...

- ¿El señor tiene algún correo electrónico de contacto?

- ...@...

- Perfecto don ..., en cuanto haya iniciado los trámites para la compra me contactaré con usted por correo.

- Muchas gracias. Hasta entonces.

- A su servicio.

El dependiente cuelga. Mientras digita la información anotada a lápiz, cae en cuenta de que el nombre del Dr. ... lo leyó en prensa internacional hace unos días...

...pero el diario ya no está y no logra recordar si era una noticia científica o no.


Días después, el dependiente se prepara a recibir a su cliente en la oficina. Está inquieto, pues tiene en su mano el periódico del día... y la noticia del día, precisamente, es la llegada de su cliente al país.

Intenta relajarse... después de todo, su cliente no ha infringido ley alguna y sólo le conoce por negocios...

...aunque, si la especulación de la prensa es correcta, sus futuros vecinos podrían llegar a conocerle mejor.


Mucho mejor.

--- o ---

Este relato fue creado para la publicación de mi relato interactivo "La Mansión", por lo que continúa aquí.

Mas extraño que la ficción: ficción de Incanus en El Escritorio

Pues sí: después de una agradabilísima conversación en línea con un autor del FI de nuestra Comunidad de Aventuras Conversacionales y Relatos Interactivos o CAAD, he decidido que comenzaré a publicar en este blog algo de ficción o cuentos cortos de mi autoría.

He creado una nueva sección del blog a este efecto, pero publico el aviso en las demás secciones, por si fuera de interés para algún lector más "especializado".

¿Las razones para ello? Para nadie es secreto que me gusta escribir y programar relatos interactivos con una clara orientación literaria y, la verdad, la Ficción Interactiva es demasiado demandante en tiempo para decir o expresar cosas que en ficción tradicional se dicen con menos esfuerzo.

Notar que esto no significa en lo absoluto que abandone la autoría de relatos interactivos. Simplemente, a partir de ahora escribiré más ficción que solamente la interactiva...

Comenzaré esta sección (re)publicando los relatos de ficción corta que en su momento escribí para la publicación de mis trabajos de ficción interactiva, y luego iré publicando otros cuentos, que no necesariamente tendrán algo que ver con mis relatos interactivos.

Hasta muy pronto...

domingo, 23 de mayo de 2010

El arte imita al arte (nos demos cuenta o no)

Hace ya un tiempo, a mediados del 2006, escribí y programé "Goteras", un relato interactivo breve cuya temática (no la historia) estaba inspirada en "Descomposición Orbital" (Orbital Decay) de Allen M. Steele, una novela de ciencia ficción "dura": "le llevaba" obreros espaciales y una visión muy ácida de la vida en el espacio industrializado (grandes corporaciones, trabajo duro, pésimas condiciones de trabajo)... con algo de humor.

Al año siguiente, presenté a la FICOMP su secuela, "Macetas" donde profundizaba los temas presentados en "Goteras".

Pasó el tiempo y anteayer, por esas cosas del TV cable, vi por primera vez "Outland" o "Atmósfera Cero", que como comenté en su momento, aun no había visto al escribir/programar "Macetas"...

...y quedé helado.

Muchísimos aspectos de la ambientación y algunos temas (no la trama) como el "mundo corporativo" y la revolución industrial del siglo XIX (pero en el espacio) estaban allí, tal cual. La explotación minera en el espacio, los comedores, los dormitorios masivos, los obreros sobre explotados por una compañía ambiciosa y sus ejecutivos sin escrúpulos, la "infame" tarjeta de seguridad, los ascensores, los trajes espaciales, las cámaras estancos... mil y un detalles de mi historia los veía una y otra vez, aquí y allá.

Me ocurrió algo parecido cuando vi "El Señor de los Anillos" en el cine: sabía que era una película, más o menos fiel al libro pero independiente de éste (es otro género, no se le puede pedir lo mismo al cine que a la literatura, etc.), pero me resultaba imposible ver la película sin recordar el libro.

De igual forma, al ver "Outland" no podía evitar acordarme de "Macetas"... con el extraño añadido de que "Macetas" fue hecho mucho antes de ver dicha película y en forma totalmente independiente.

Se dirá que la temática de "Macetas" no es del todo original para cualquiera que haya visto cine de ciencia ficción de los 80s en adelante y estas no - tan - coincidencias son culturalmente normales. Más aun, tomando nota de las experiencias similares de otros autores de ficción interactiva, vertidas en el foro del CAAD, he quedado convencido (y tranquilizado, para que sepan) de que esta ocurrencia no es tan rara y que corresponde a una faceta más del proceso creativo.

De hecho, es una ocurrencia que "sospecho" se hará más frecuente y menos (nunca mejor usada la palabra) original conforme las tecnologías de información se incorporen más y más inadvertidamente a nuestra vida diaria.

Dura se vuelve la pista para los que quieran crear y no repetirse, de alguna manera...

viernes, 14 de mayo de 2010

El capitán Alatriste: no es de oro todo lo que reluce (y un siglo, menos)

He disfrutado mucho la lectura de El capitán Alatriste, primer volumen de la colección Las aventuras del capitán Alatriste, escrito por el novelista español Arturo Pérez-Reverte. Tiempo hacía que no leía novelas de capa y espada, y mucho me ha gustado, por lo que paso a reseñarla brevemente.

El relato se basa en la vida de Diego Alatriste y Tenorio, un soldado veterano de los tercios de Flandes y espadachín que sobrevive alquilando su acero, pero nunca su honra, en el Madrid del siglo XVII, en el Siglo de Oro español... y aquí conviene que explique el título de este post, de labios de Íñigo Balboa y Aguirre, hijo de un fallecido amigo del capitán, su (entonces) paje y cronista de la saga:

Si en el casi medio siglo de reinado de nuestro buen e inútil monarca Don Felipe Cuarto, por mal nombre llamado el Grande, los gestos caballerescos y hospitalarios, la misa en días de guardar y el pasearse con la espada muy tiesa y la barriga vacía llenaran el puchero o pusieran picas en Flandes, otro gallo nos hubiese cantado a mí, al capitán Alatriste, a los españoles en general y a la pobre España en su conjunto. A ese tiempo infame lo llaman Siglo de Oro. Más lo cierto es que, quienes lo vivimos y sufrimos, de oro vimos poco; y de plata, la justa. Sacrificio estéril, gloriosas derrotas, corrupción, picaresca, miseria y poca vergüenza, de eso sí que tuvimos a espuertas. Lo que pasa es que luego uno va y mira un cuadro de Diego Velázquez, oye unos versos de Lope o de Calderón, lee un soneto de Don Francisco de Quevedo, y se dice que bueno, que tal vez mereció la pena.
Y es que, en efecto, a los ojos de sus testigos presenciales (entre los que está Francisco de Quevedo, amigo del capitán) el mentado siglo dorado no fue tal, sino más bien el engañoso fulgor de una decadencia que se aceleraría en menos de 20 años para dar a la postre con la hegemonía de España en el mundo, su economía y cultura...

...pero, no adelantemos los hechos (como diría Íñigo) y volvamos a lo que nos ocupa.

Corre el año 1622 (o 1623; el cronista no está seguro), siendo soberano Felipe IV de España . Don Diego, intentando capear la miseria que lo acecha, acepta un trabajo donde se necesitan sus servicios como espadachín a sueldo. Es citado en una extraña casa abandonada y entrevistado por dos sujetos enmascarados quienes le señalan que existen dos viajeros ingleses que deben ser castigados o desanimados de llegar a la embajada inglesa, que es su destino final... pero sin matarlos ("Ni muertos ni sangre –insistió el hombre corpulento–. Al menos, no mucha."). Sin embargo, estando ausentes los sujetos enmascarados, aparece fray Emilio Bocanegra, dominico y presidente del Santo Tribunal de la Inquisición, quien cambia las órdenes.

Alatriste intentará cumplir con el encargo, pero estas cosas suelen complicarse... y no se diga más, que no quitaré al potencial lector el gusto se averiguarlo por si mismo.

Todo esto, por supuesto, con Madrid, su buena gente y tanta maravilla de esos tiempos como telón de fondo, lo que, sin embargo, no hace perder del todo la perspectiva del cronista. Cito otro pasaje:
–Ahí viene Lope –dijo alguien.
Todos se quitaron los sombreros cuando Lope, el gran Félix Lope de Vega Carpio, apareció caminando despacio entre los saludos de la gente que se apartaba para dejarle paso, y se detuvo unos instantes a departir con Don Francisco de Quevedo, quien lo felicitó por la comedia que representaban al día siguiente en el corral del Príncipe: acontecimiento teatral al que Diego Alatriste había prometido llevarme, y yo iba a presenciar por primera vez en mi vida. Después, Don Francisco hizo algunas presentaciones.
–El capitán Don Diego Alatriste y Tenorio... Ya conoce vuestra merced a Juan Vicuña... Diego Silva... El jovencito es Íñigo Balboa, hijo de un militar caído en Flandes.
Al oír aquello, Lope me tocó un momento la cabeza con espontáneo gesto de simpatía. Fue la primera vez que lo vi, aunque tendría después otras ocasiones; y recordaré siempre su continente sexagenario y grave, su digna figura clerical vestida de negro, el rostro enjuto con cabellos cortos, casi blancos, el bigote gris y la sonrisa cordial, algo ausente, como fatigada, que nos dedicó a todos antes de proseguir camino rodeado por muestras de respeto.
–No olvides a ese hombre ni este día –me dijo el capitán, dándome un afectuoso pescozón en el mismo sitio donde Lope me había tocado.
Y no lo olvidé nunca. Todavía hoy, tantos años después de aquello, me llevo la mano a la coronilla y siento allí el contacto de los dedos afectuosos del Fénix de los Ingenios. Ni él, ni Don Francisco de Quevedo, ni Velázquez, ni el capitán Alatriste, ni la época miserable y magnífica que entonces conocí, existen ya. Pero queda, en las bibliotecas, en los libros, en los lienzos, en las iglesias, en los palacios, calles y plazas, la huella indeleble que aquellos hombres dejaron de su paso por la tierra. El recuerdo de la mano de Lope desaparecerá conmigo cuando yo muera, como también el acento andaluz de Diego de Silva, el sonido de las espuelas de oro de Don Francisco al cojear, o la mirada glauca y serena del capitán Alatriste. Pero el eco de sus vidas singulares seguirá resonando mientras exista ese lugar impreciso, mezcla de pueblos, lenguas, historias, sangres y sueños traicionados: ese escenario maravilloso y trágico que llamamos España.
Nosotros, que vivimos tiempos ciertamente de menos lustro en las letras pero no por ellos vacíos o faltos de maravilla en las artes y otros ámbitos, debemos también saber apreciarlos, saber vivir y, en la medida de nuestras posibilidades, talentos y fuerzas, dejar en definitiva nuestra huella, por breve que esta sea, en este friso tan hermoso que tuvo a bien Dios darnos a contemplar y completar... pardiez ;-)

Quien esto escribe no tiene pretensiones literarias en este sentido, por cierto, pero si tras leer lo que se escribe en este blog, alguno se siente inspirado o motivado a crear o recrearse con lo hermoso y bueno que hay en el mundo, no todo lo que se trabaje será en vano.

Dicho esto, es una novela absolutamente recomendable para todos los que disfruten del relato de aventuras, de la novela histórica y sobre todo de un relato en lo que bueno, lo hermoso y lo terrible de nuestra humanidad rezuma y reluce por todo lo alto.

Hasta pronto...

viernes, 7 de mayo de 2010

La Torre Oscura: Las Tierras Baldías

Tras varias interrupciones (otros libros, el trabajo, la vida), he terminado finalmente la lectura de "Las Tierras Baldías" (The Waste Lands), el tercer volumen de la serie "La Torre Oscura" (The Dark Tower) de Stephen King, que ahora paso a comentar.

El relato comienza con el avance de Roland Deschain, Eddie Dean y Susannah Holmes a través del bosque del Mundo Exterior. Enfrentan aquí a Shardik, una criatura dejada por los Antiguos como guardián de uno de los seis Haces místicos que mantienen al mundo unido a la "Torre Oscura", sendero que comienzan a seguir.

Mientras tanto, en nuestro mundo, Jake Chambers (a quien conocimos en el primer volumen, "El Pistolero") no ha muerto a manos de Jack Mort y somos testigos de sus tribulaciones por conciliar su pasado, presente y futuro que se han desviado de sus "recuerdos". Buscando encontrar el sentido de todo ello, Jake logra dar con un portal al mundo de Roland y se incorpora así a la "familia mística" o ka-tet del pistolero. También se les une un bilibrambo (mezcla de tejón, mapache y perro con la misma capacidad de habla que un loro, aunque mucho más inteligente) llamado Oy, el que se encariña con Jake.

El grupo llega pronto a las puertas de una de las grandes ciudades (ahora en ruinas) de este mundo: Lud. En su interior esperan encontrar un medio de transporte para cruzar las Tierras Baldías (un territorio devastado por algo mucho peor que una guerra nuclear), aunque a veces estas soluciones creen sus propios problemas...

La narración se alterna otra vez entre las tierras del mundo de Roland y los paisajes urbanos modernos del Nueva York de nuestro mundo, para luego, conformado ya el ka-tet, meterse de lleno en el Mundo Exterior de Roland. King alimenta el suspenso casi sin pausa durante toda la novela, con un par de "descansos" que sólo sirven para demostrar cuánto se ha "movido" su mundo hacia la decadencia y lo difícil de la tarea que queda por delante.

La historia, por supuesto, continúa en el cuarto volumen de la serie, "Mago y cristal " (Wizard and Glass), que espero comentar en un par de meses... o así. La lectura de esta saga es fascinante, pero bastante exigente en tiempo (que no me sobra).

Hasta pronto...